Esta fiesta nos recuerda el más rico patrimonio de las raíces históricas de Mota del Cuervo como pueblo manchego, celebrándose actos religiosos como la devoción a las Ánimas, que se une a las creaciones artísticas de las danzantas que llevan a cabo las "danzantas", niñas de unos 12 años de edad.
Dentro de la festividad existe un repertorio en el que distinguimos entre paloteos y danzantas.
Los paloteos que se bailan son diecinueve, en ellos las danzantas entrechocan sus palos y se desplazan en el espacio al mismo tiempo que cantan una canción. Estos bailes se hacen los cuatro domingos anteriores a la festividad del Domingo de Pentecostés y el Lunes de Pentecostés, antes del cambio de Oficios.
Actualmente las danzas son cinco: El Cordón, El Vergel, La Cruz, El Recogimiento y Los Cruces, a las que se suma la danza de El Palo. Todas ellas se acompañan de castañuelas, la dulzaina y el tambor. En la coreografía encontramos todo tipo de figuras, cruces, cambios y vueltas. Todo este repertorio es ejecutado por un grupo de ocho danzantas y un porra, acompañados según corresponda por la guitarra, la dulzaina y el tambor.
Lo que más llama la atención es la composición del grupo formado por niñas danzantas ya que a lo lo habitual en este tipo de fiestas es que los danzantes sean hombres.
Las danzantas se dividen en dos grupos: las cristianas y las moras, rasgo que nos remonta a tiempos de la Reconquista. De esta manera, encontramos la representación de una batalla entre los dos bandos, con el resultado de triunfo final para las danzantas cristianas.
El Porra es la figura que se suma a las ocho danzantas y su función es guiar o dirigir el baile del grupo a través de la voz o de sus indicaciones durante el bailoteo.
Sus preciosos vestidos van alternando los colores blanco, rosa y azul, para interpretar los bailes con textos alusivos a temas populares y a la batalla entre las moras y las cristianas.
Las danzantas protagonizan también las famosas relaciones, coplillas que hacen alusión a la vida social y popular, siempre con un matiz de humor e ironía, como ocurre en los distintos pregones.

En el desarrollo de esta festividad se han introducido algunas modificaciones, antiguamente se bailaban ocho domingos y ahora son cuatro, pero además desde hace unos años, se danza en la Ermita de Ntra. Sra. de Manjavacas, y en la Ermita del Valle, acompañan en la procesión del Corpus Christi, además de visitar los colegios de la localidad y las residencias de ancianos y participan en diferentes encuentros a nivel nacional.
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